La realidad del infierno
Para conocer las buenas noticias del Evangelio, hay que entender las malas
Hace tiempo escuché una historia sobre un hombre que vivÃa en Chicago. Los inviernos son muy frÃos allÃ, y decidió que querÃa un descanso. Programó unas vacaciones a Florida. Su mujer estaba de viaje de negocios, asà que viajaron por separado. Ella tenÃa previsto reunirse con él en Miami al dÃa siguiente, asà que cuando llegó a Florida envió un correo electrónico a su mujer para comunicarle que habÃa llegado bien.
Eran los primeros dÃas del correo electrónico y el hombre cometió un error. Tecleó mal la dirección de correo electrónico de su mujer. El mensaje no llegó a ella, sino que fue entregado a una anciana cuyo marido, un pastor, acababa de fallecer. La pobre viuda estaba leyendo sus correos electrónicos, abrió el equivocado, gritó y se desmayó.
La afligida familia vino corriendo a ver qué habÃa pasado. Vieron el correo electrónico en la pantalla, que ella creÃa que habÃa sido un mensaje de su difunto marido. "Querida esposa", decÃa. "Acabo de registrarme. Todo está preparado para tu llegada mañana. Por cierto, seguro que hace calor aquà abajo".
(De acuerdo, es solo una broma).
El tema más importante
Como pastor, me han preguntado antes por qué hablo tanto de la eternidad. Sea cual sea el tema sobre el que estoy predicando, mis mensajes siempre parecen volver a nuestro destino eterno. ¿Por qué? Es porque, a la hora de la verdad, nuestra eternidad es lo más importante que existe. Enseño la Palabra de Dios porque quiero ver que las personas que iban camino del infierno lleguen al cielo. Quiero que la gente cambie su dirección eterna.Â
A los pastores les gusta hablar del cielo. El infierno es un tema mucho menos popular. Por cada estadounidense que cree que va a ir al infierno hay 120 que piensan que van a ir al cielo. Eso contradice lo que dijo Jesús:
"...ancha es la puerta y ancho el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella. 14 Porque estrecha es la puerta y difÃcil el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran".—Mateo 7:12-14
Si creemos en la Biblia, tenemos que reconocer que la mayorÃa de las personas de hoy en dÃa no se dirigen al cielo. Tenemos que aceptar este simple hecho.
Hacemos bromas sobre el infierno y la gente utiliza la palabra "infierno" frÃvolamente en su lenguaje porque nos incomoda la idea. Pero Jesús se tomó el infierno muy en serio. Habló del infierno más que cualquiera de los otros profetas o maestros de la Biblia juntos. La mayor parte de la enseñanza que tenemos sobre el tema del infierno nos la dio el propio Cristo.
Eso sorprende a la gente. Dicen: "¿Pero no era Jesús la personificación misma del amor y la misericordia y la gracia? ¿Por qué hablarÃa Él del infierno?". Por eso, porque Jesús es la personificación del amor, la misericordia y la gracia. Él no quiere que nadie hecho a su imagen pase la eternidad en el infierno. Pero Él sabe que eso ocurre, asà que utilizó su tiempo en la tierra para advertirnos sobre ello.Â
Lázaro y el hombre rico
De las 40 parábolas que contó Jesús, más de la mitad de ellas tratan sobre el juicio eterno de Dios y el infierno. Una de las parábolas más famosas es la historia de Lázaro y el Hombre Rico de Lucas 16. Aquà está en su totalidad:
19 Jesús dijo: "HabÃa un hombre rico que estaba espléndidamente vestido de púrpura y lino fino y que vivÃa cada dÃa con lujo. 20 A la puerta de su casa yacÃa un pobre llamado Lázaro que estaba cubierto de llagas. 21 Mientras Lázaro yacÃa allà anhelando las sobras de la mesa del hombre rico, los perros se acercaban y lamÃan sus llagas abiertas.
22 "Finalmente, el pobre murió y fue llevado por los ángeles a sentarse junto a Abraham en el banquete celestial. El hombre rico también murió y fue enterrado, 23 y fue al lugar de los muertos. AllÃ, atormentado, vio a lo lejos a Abraham con Lázaro a su lado.
24 "El hombre rico gritó: '¡Padre Abraham, ten un poco de piedad! EnvÃa a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua. Estoy angustiado en estas llamas'.
25 "Pero Abraham le dijo: 'Hijo, recuerda que durante tu vida tuviste todo lo que quisiste, y Lázaro no tuvo nada. Asà que ahora él está aquà recibiendo consuelo, y tú estás angustiado. 26 Además, nos separa un gran abismo. Nadie puede cruzar hacia ti desde aquÃ, y nadie puede cruzar hacia nosotros desde allÃ'.
27 "Entonces el hombre rico dijo: 'Padre Abraham, al menos envÃalo a la casa de mi padre. 28 Porque tengo cinco hermanos y quiero que les avise para que no acaben en este lugar de tormento.'
29 "Pero Abraham dijo: 'Moisés y los profetas les han advertido. Tus hermanos pueden leer lo que ellos escribieron'.
30 "El hombre rico respondió: '¡No, padre Abraham! Pero si se les envÃa alguien de entre los muertos, entonces se arrepentirán de sus pecados y se volverán a Dios'.
31 "Pero Abraham dijo: 'Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán aunque alguien resucite de entre los muertos'".
Un hombre era dueño de todo, pero no poseÃa nada. El otro, Lázaro, no poseÃa nada pero lo heredó todo. Uno recibió consuelo y el otro terminó en el tormento.
El gran ecualizador
A menudo he enseñado que habrá dos sorpresas cuando lleguemos al cielo. Una, mucha de la gente que nunca pensamos que verÃamos allà estará. Dos, algunas de las personas que estábamos seguros de ver en el cielo no estarán allÃ.Â
Pero en el otro extremo del espectro, casi todos los que acaben en el infierno se sorprenderán por ello. Y lo que ocurre allÃ, según este pasaje, es bastante sombrÃo. El hombre rico sufre tormento.Â
En primer lugar, debemos señalar que el pecado de este hombre no fue su riqueza. Era que no tenÃa tiempo para Dios. Estaba dominado por sus posesiones. La descripción que estaba "vestido de púrpura y lino fino" indica que tenÃa recursos ilimitados. Se vestÃa como la realeza. Probablemente también vivÃa asÃ.
Sin embargo, Lázaro, cubierto de llagas, vivÃa de las sobras de la mesa del hombre rico. El pasaje parece implicar que Lázaro estaba débil o discapacitado, viviendo en la puerta del hombre rico, asà que seguramente el hombre rico era consciente de la situación de Lázaro. PodrÃa haberle invitado a su mesa o haberle enviado comidas decentes. Pero probablemente no le darÃa al hombre ni la hora. Lo tenÃa todo y no daba nada.
Entonces llegó la muerte. Y la muerte es el gran igualador. El rico principesco acabó en el infierno mientras que el mendigo sufriente acabó en el cielo. Entonces, ¿qué aprendemos de esta historia? Creo que hay tres verdades principales:
1. La gente en el infierno sufre
El hecho que este hombre hablara de tormento indica que el sufrimiento es algo muy real en el más allá. Las palabras tormento y angustia se utilizan varias veces en el texto de esta historia. La gente en el infierno sufre literalmente.
2. El infierno es permanente
Una vez que uno está en el infierno, no puede cruzar al cielo. Algunas personas parecen pensar que podrán negociar su entrada al cielo, pero una vez que hayas llegado será demasiado tarde. Este pasaje dice que hay un "gran abismo" entre el cielo y el infierno. Es infranqueable. Esto significa que no se pueden cambiar las cosas en la eternidad. Nuestra oportunidad de hacer cambios ocurre aquà en la tierra. Tenemos miles de oportunidades antes de morir, pero cero oportunidades después.
3. La gente es consciente en el infierno
Cuando uno está en el infierno, es consciente y tiene plena conciencia de dónde está. También es consciente de dónde estuvo. El hombre rico recuerda elementos de su vida antes de morir. Pregunta por sus hermanos y quiere advertirles de su destino. En cierto modo, parece que está echando la culpa —"¡Eh, nadie me advirtió de esto!"— hasta que Abraham le cierra el paso recordándole a Moisés y a los profetas.
Tenemos una opción
Jesús enseñó sobre el infierno porque quiere hacer todo lo posible para evitar que la gente vaya allÃ. Pero Dios nos ha dado a cada uno de nosotros un libre albedrÃo. Tenemos la capacidad de elegir, y Dios no anulará nuestra elección.
Si quiere ir al cielo, lo hará, siempre que ponga su fe en Cristo.
Si quiere ir al infierno, también es su elección.
El pastor y autor Timothy Keller dijo una vez: "La gente solo consigue en la otra vida lo que más querÃa. O bien tener a Dios como Salvador y Maestro o ser sus propios salvadores y maestros. El infierno es simplemente el camino libremente elegido por uno para siempre".
Dios nos da una elección y depende de nosotros lo que vayamos a hacer con esa elección. ¿Elegiremos a Cristo o lo rechazaremos? Esa es la pregunta eterna.
Hablando como pastor, a ninguno de nosotros nos gusta predicar o enseñar sobre el infierno. No es un mensaje divertido de dar. Pero si no comparto sobre esto, entonces no estoy dando toda la verdad del evangelio. Si solo hablo del cielo y nunca hablo del infierno, le estoy haciendo un flaco favor. Mi esperanza es que un artÃculo como este le haga querer redoblar sus esfuerzos para alcanzar a la gente con el Evangelio, antes que sea demasiado tarde.Â
No dude en compartir este artÃculo con ellos. Mejor aún, ¡comparta a Jesús con ellos!
Tenemos que ser directos con la gente porque ese es el mensaje completo del Evangelio. Esa palabra, Evangelio, significa "buena noticia". Y no puedo valorar plenamente las buenas noticias hasta que no conozca primero las malas noticias. Y la mala noticia es que estamos separados de Dios y nos dirigimos al juicio. La buena noticia es que Cristo pagó el precio de nuestros pecados. Si nos acercamos a Él, podemos ser perdonados. Podemos ir al cielo. Podemos pasar la eternidad en Su presencia.
Con los acontecimientos del fin de los tiempos aparentemente tan cercanos como nunca lo han estado, deseo desesperadamente que eso sea cierto para el mayor número de personas posible.