Las peores respuestas a la profecía
Mientras ellos reaccionan con negación, desesperación o decadencia, tú reaccionas con esperanza
Cuando se predica o se escribe sobre el fin de los tiempos, se descubre cuál es la relación de las personas con el mundo. Sus respuestas dicen mucho sobre quiénes son, qué valoran y el alcance de su relación con Dios.
También dicen mucho sobre su relación con la Biblia. Aproximadamente, el 30 por ciento de la Biblia es de naturaleza profética, y la mayoría de las profecías se refieren al final de los tiempos y a los acontecimientos que están ocurriendo en nuestra generación.
Cuando menciono estas cosas, algunas personas se siguen sorprendiendo. Me hace preguntarme qué tanto conocen las Escrituras.
Siempre me recuerda a algo que leí una vez en un libro de David Jeremiah, a quien considero un gran maestro del fin de los tiempos. Se llamaba "¿Es este el fin?", y hablaba de las formas equivocadas en que la gente reacciona a los eventos actuales que causan miedo o confusión.
Ya sabes de qué hablo. En el mundo actual abundan las malas noticias: la guerra en Ucrania, los tiroteos masivos en Estados Unidos, la hambruna en África, la crisis económica y el aumento de los precios de los alimentos. Todas esas cosas parecen afectarnos al mismo tiempo. Jesús habló al respecto en Mateo 24, cuando los discípulos le preguntaron cuáles serían las señales de Su llegada.
"Oirán hablar de guerras y de rumores de guerras. Pero no se angustien, porque es necesario que todo esto suceda; pero aún no será el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Y habrá hambre, pestes y terremotos en distintos lugares. 8 Todo esto será sólo el comienzo de los dolores".—Mateo 24:6-8
Como si fueran dolores de parto, estos problemas llegan uno tras otro. Están aumentando en intensidad y frecuencia, lo que nos indica que nos estamos acercando cada vez más a los acontecimientos del fin de los tiempos.
El libro describe tres formas equivocadas de responder a este tipo de noticias.
Negación
Algunas personas ignoran lo que está sucediendo. Siguen inmersas en su trabajo o en sus pasatiempos. Se van de vacaciones. Viven su vida con normalidad y se niegan a prestar atención. Se niegan a pensar en ello.
Una vez vi una foto de un hombre cortando el césped mientras se formaba un tornado a sus espaldas. O bien ignoraba por completo el peligroso tornado o realmente necesitaba arreglar su patio.
No obstante, negar que los acontecimientos proféticos están ocurriendo no es una respuesta saludable.
Desesperación
Estas son las personas que siempre están hablando de las malas noticias. Actúan como Chicken Little en el cuento clásico, siempre diciéndole a los demás que el cielo se está cayendo. Entran en pánico. Claramente tienen miedo. Consideran que todo está perdido y que no hay nada que hacer.
Olvidan que Dios tiene el control y permiten que la oscuridad de la época actual afecte sus espíritus y sus comportamientos, incluso la forma en que interactúan con el mundo. El miedo a lo que puede pasar mañana cambia su forma de vivir el presente.
Obviamente, este tipo de respuesta tampoco es saludable.
Decadencia
Salomón nos advirtió de este enfoque improductivo del mundo que nos rodea y de la brevedad de la vida en la tierra. Consiste en dejarse llevar por el placer y una vida en decadencia porque la muerte se aproxima:
Por eso alabo a la alegría, pues los mortales no tenemos bajo el sol otro bien que no sea el de comer y beber y divertirnos. Sólo esto nos queda de tanto afanarnos durante la vida que Dios nos concede bajo el sol.—Eclesiastés 8:15
El fin se acerca, así que dedica tus días a toda la diversión y frivolidad que puedas. Al final todo terminará. Buscar el placer a toda costa porque la vida es efímera.
Lo único que este enfoque garantiza es vacío y pecado.
La respuesta correcta
Como crecí en Panhandle, Texas, aprendí a prestar atención a las tormentas. Los cielos podían ser tan grises y sombríos como puede imaginarse, las tormentas eran intensas, pero siempre sabía que al final veríamos el cielo azul tras ellas. El sol siempre salía eventualmente.
Mucha gente ve las tormentas y prefiere negar que siquiera se avecina una tormenta. O bien entran en desesperación y se esconden en sus sótanos. O adoptan un modo de vida decadente mientras aún hay tiempo.
Pero el mejor enfoque consiste en mirar más allá de la tormenta y reconocer la esperanza que suponen esos momentos. La respuesta adecuada a los acontecimientos de nuestros días es siempre la esperanza.
Jesús no les habló a Sus discípulos sobre las señales del fin porque quisiera asustarlos. Se los dijo porque quería animarlos. Quería darles esperanza. Él nos dijo que venía a Arrebatarnos para eliminar el miedo en esta situación.
Dios no nos dio la profecía bíblica para que nos dediquemos a prepararnos, a acumular armas, a escondernos en nuestros refugios y a vivir con miedo. Nos la dio para que pudiéramos estar preparados espiritualmente, para que pudiéramos entregarle nuestros corazones a Él y vivir nuestras vidas con fines eternos, y para que pudiéramos hablar de Jesús a los demás. Cuando Jesús regrese, ninguna persona en el mundo tendrá una excusa para no estar preparada.
El mensaje bíblico del fin de los tiempos no es un mensaje de desesperanza, sino un mensaje de esperanza y gracia. Cree en Dios y en Su palabra y evitarás los sucesos de la Tribulación. No tendrás que negar los eventos actuales ni elegir una vida egoísta de decadencia. En cambio, puedes vivir en la expectativa, agradeciendo que conoces a Jesús y que Él está por venir.
Dios no quiere que tengamos miedo ni que estemos confundidos. Quiere que estemos informados para que podamos afrontar el futuro con valor y certidumbre.