Vivir con el espíritu de Maranatha
La esperanza perdura mientras esperamos que se ejecute el plan de Dios
Hay una frase que probablemente hayan dicho, en voz alta o en oración, muchas veces en los últimos meses: Maranatha. Está presente en muchas de las canciones que cantamos en la iglesia. He visto a algunos de ustedes usarla al comentar aquí en Tipping Point. Es una palabra sacada directamente de las Escrituras.
Esta antigua palabra en arameo, maranatha, fue utilizada por los primeros seguidores de Jesús. El Nuevo Testamento está escrito en griego, pero Jesús hablaba arameo y Sus discípulos también. Significa: "Ven, Señor". O, según algunas traducciones: "el Señor viene". Los creyentes se saludaban con la palabra maranatha como una forma de recordar el hecho de que Jesús volverá pronto, lo cual podría ocurrir en cualquier momento.
Este tipo de saludo destacó en su momento. La mayoría de los judíos del siglo I se saludaban con la palabra shalom, que significa "paz". Y, si bien conocemos a Jesús como el Príncipe de la Paz y se nos pide rezar por la paz de Jerusalén, los primeros cristianos también prestaron atención a las enseñanzas del propio Jesús:
"51 ¿Creen ustedes que he venido a la Tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. 52 Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. 53 El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra".—Lucas 12:51-53
Jesús sabía que sus enseñanzas eran polémicas y que la verdadera paz sería imposible antes de Su regreso. Así, entre Sus seguidores, el saludo "paz" se fue dejando de usar poco a poco. Lo cambiaron por un saludo sobre el regreso de su Salvador.
Los primeros cristianos siempre se recordaban unos a otros que Jesús vendría pronto. Vivían esperando ese momento, tal y como Él les enseñó. "Estén atentos", dijo en Mateo 25:13, "porque ustedes no saben el día ni la hora en que el Hijo del Hombre vendrá".
Análisis de los motivos
Muchos de ustedes esperaban que ese día y esa hora llegaran junto con Rosh Hashaná, una gran fiesta judía conocida a veces como el Día de las Trompetas, del 25 al 27 de septiembre. La semana pasada publiqué un artículo en el que expliqué por qué siempre presto atención, año tras año, a la celebración de Rosh Hashaná. Preparo mi corazón para el regreso de Cristo. Creo que es una fiesta proféticamente significativa y que está relacionada con el Rapto.
Dada la situación del mundo en estos momentos, no me hubiera sorprendido en absoluto que el Rapto ocurriera en esos días. Pero, como dijo Jesús, ninguno de nosotros sabe el día ni la hora de Su regreso.
Es por eso que no doy fechas. Es por eso que no hago predicciones concretas. Es por eso que nunca diré: "definitivamente este será el año".
Solo les señalo lo que dice la Biblia. Mi trabajo es compartir la esperanza que proviene de la profecía bíblica para que todos estemos preparados para los eventos de los últimos días.
Puede que Rosh Hashaná ya haya pasado, pero sigo creyendo que estamos viviendo los últimos días. Estamos viviendo el final del fin de los tiempos.
No obstante, eso no alivia necesariamente la sensación de decepción que tienen muchos de ustedes por el momento. He leído sus comentarios de los últimos meses. Han dicho cosas como:
No sé cuánto más pueda soportar.
Realmente parece que todo se está viniendo abajo. Esto no puede aguantar así.
Estoy completamente listo para que el Señor nos llame a casa.
¡Los entiendo! Lo entiendo a la perfección. Me siento igual. Pero también sé que Dios tiene el control. No le sorprende lo que está pasando en nuestro mundo. Así que, si el Rapto no ha sucedido todavía, tiene que haber un motivo. ¿Cuáles podrían ser esos motivos?
Podría estar esperando a que más personas se salven. Es por eso que Jesús murió y, como dice en 1 Timoteo 2:4, Dios "quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen a conocer la verdad". Si Dios está esperando, esta es una razón importante.
Sus planes para nuestras vidas y para la Iglesia aún no se han cumplido. Dios tiene un plan para su Esposa y para ustedes, así como para mí, como creyentes individuales. Efesios 1:10 habla de "la plenitud de los tiempos" al reunir todas las cosas en Cristo. Él tiene un plan que aún no ha alcanzado la "plenitud". Lo que a nosotros nos parece un retraso no es más que el tiempo adaptándose al plan de Dios.
La obra sigue en preparación. Los fracasos de Rusia en Ucrania han hecho que Vladimir Putin se desespere cada vez más. China sigue amenazando a Taiwán. Las negociaciones en materia nuclear con Irán se han estancado. Israel vigila de cerca, ya que se ha comprometido a impedir que Irán cree una bomba, mientras su gobierno se encuentra en un periodo de transición. La UE tiene problemas y el Reino Unido también se encuentra en un periodo de transición de liderazgo, tanto del primer ministro como de su monarca. Todas estas circunstancias podrían ser relevantes en los últimos días.
Mientras esperamos
Así pues, mientras los acontecimientos mundiales siguen su curso, les seguiré informando a medida que ocurran, ¿qué hacemos? Jesús nos dijo que "veláramos y rezáramos". Dijo a sus seguidores que "alzaran sus cabezas" mientras esperaban Su llegada. Él nos dice que "no temamos" y que no perdamos la esperanza.
También nos dijo que siguiéramos haciendo Su labor y siguiéramos viviendo para Él:
Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido.—1 Corintios 15:58
Puede resultar difícil esperar pacientemente a que se ejecute el plan de Dios, pero creo que la mejor manera de afrontar la espera es haciendo estas cuatro cosas:
Seguir centrando la atención en Dios. Ser firmes y constantes. No se limiten a dejarse llevar por las malas noticias o a pasar los días en las redes sociales quejándose del mundo. Es como señalar todos los espectaculares mientras uno conduce por la autopista. En cambio, enfóquense en el destino: la presencia de Dios. Presten especial atención a Él, porque nuestra redención se acerca.
Confíenle todo a Dios. Cuando nos sentimos preocupados y ansiosos, podemos interpretar esas sensaciones como una señal de que no estamos confiando plenamente en Dios. Le digo a la gente que cambie su lista de preocupaciones por una lista de oraciones. Él nos ha prometido una "paz que sobrepasa todo entendimiento" cuando ponemos nuestras inquietudes en Sus manos.
Pasen tiempo con otros creyentes. El autor de Hebreos dijo a los creyentes que no dejaran de reunirse, "y mucho más al ver que el Día se acerca". Cuanto más nos acercamos al Rapto, más importante es rodearse de seguidores de Jesús con ideas afines. Vayan a servirle a su Iglesia. Adoren y recen. De lo contrario, solo estarán sentados lamentándose por el deterioro del mundo.
Hablen de Jesús a los demás. Jesús dijo a Sus seguidores que fueran a "convertir en discípulos a todas las naciones". Como ya he escrito anteriormente, Dios quiere que la gente se arrepienta. No quiere que nadie perezca. Quiere que todos conozcan la verdad. Él quiere que todos nos salvemos. Sigan viviendo para Él y compartiéndolo con los demás.
No pierdan la esperanza
Como he mencionado muchas veces, mi interés en enseñar sobre el final de los tiempos no es causar miedo y temor, o provocar decepción cuando el plan de Dios no coincide con el nuestro. Si señalo la profecía cumplida, es para que veamos esas señales como lo que son: la evidencia de que estamos en los últimos días.
Enseño la profecía bíblica para dar esperanza en lugar de miedo y temor.
Gracias a una comprensión adecuada de las Escrituras, se espera el futuro en lugar de temerlo. Ese es el objetivo de este boletín. Quiero que realmente entiendan la profecía del fin de los tiempos para que puedan sentirse reconfortados y esperanzados. Quiero que vean los acontecimientos que tienen lugar en nuestro mundo y los pongan en el contexto bíblico.
La profecía bíblica es un mensaje de esperanza y gracia. No es un motivo para bajar la mirada con desilusión, sino para mirar hacia arriba con la expectativa de la gloria que nos espera.
El Rapto será pronto. No sé cuándo será, pero sé que podemos confiar en Dios. Él no tarda en cumplir Sus promesas.
No lo olviden: para el pueblo de Israel, Rosh Hashaná y el Día de las Trompetas marcaban el comienzo de un nuevo año. Era un momento de nuevos comienzos y celebraciones. Era un momento de esperanza.
Sigo viviendo con esa esperanza. Quiero concluir con las últimas palabras del Nuevo Testamento, que fueron escritas con el espíritu de Maranatha:
El que da testimonio de estas cosas, dice: "Ciertamente, vengo pronto". Amén. ¡Ven, Señor Jesús!—Apocalipsis 22:20